Vista de instalación
2018
Show con Tam Paine Ciai
Vista de instalación
2018
Show con Tam Paine Ciai
Tam & Sofi, Sofi & Tam
Recientemente me separé de mi pareja estable. El el cotidiano me pesaba. Su depresión me pesaba. Para compensar las faltas del lenguaje mas que nada de comunicación, insistimos mucho en una representación ideológica del amor romántico lo cual nos llevó a una subsiguiente frustración. Así que nos separamos. ¡Bien! pensé para mis adentros que ya era hora de liberarse de las cadenas del patriarcado y la estupidez. La pareja es fascista, la depresión es un espectro, el espectro es comercial, el amor romántico en un eslogan, la pareja no se adapta a los símbolos del hoy, no estoy segura de si en algún momento se adaptó, ni tiene representación en el mundo real, solo en la mente. La pareja parece ser texto e hipertexto nomas, humo blanco y existencia simbólica. Al separarme lo que pensé que iba ser un alivio se convirtió en un oasis rojo (de sangre?) de melancolía. Una enfermedad decimonónica. La definición de melancolía según la escuela psicoanalítica es la incapacidad de hacer el duelo del yo (¿que duelo? ¿que yo?!) de una energía que se nos va, y verter el reproche hacia unx mismx ya que se vuelve imposible dirigirlo hacia el otro (lo cual sería más normal). En mi confusión me pareció que no podía identificar demasiado bien mis pensamientos, el sinfín de mensajes románticos y familiares y teatrales me tenía empantanada. ¡Tengo más de treinta! ¡Y sola! ¡sola! No podía ver la cosa con gracia, me sentía deprimida. Hablar de melancolía en estos tiempos es hablar de un mito narcisista. El narciso trata de alcanzar el otro que nunca vio en un acto suicida. Y, ¿qué es la depresión? Bueno… El término "depresión"; se refiere asimismo a esa mezcla hecha de tristeza intensa, de culpa invasora, de angustia mayor que la habitual y de riesgo de pasaje al acto suicida. Como padecimiento psíquico, la depresión apunta a un abandono del sujeto, de lo que antes lo sostenía en la vida en relación a lo que él/ella acostumbraba hacer, ser o soportar frente a los otros. La depresión es primeramente una constatación clínica. En este sentido, eso se cura con una pastillita. Pero y si la depresión fuera un estado resultante de la presión neoliberal? Y si a esa depresión tuviéramos que curarla con simulacros románticos que no no logramos satisfacer ni satisfacernos? Por regla general, la depresión se presenta como un estado y no necesariamente como una queja, un síntoma, una inhibición o una angustia. Es por esta circunstancia que la depresión desordena el amor si el amor romántico fuera una clínica, y de hecho lo es, es la clínica de la vida social, es una de las formas de representación del éxito. ¿Y la plata? ¿el trabajo? ¿la acción? La depresión es el estado permanente del sentimiento. Los sentimientos mienten. Por eso la depresión no nos deja decir nada, es para decirlo con Spinoza, una cobardía moral. Hablar de la depresión como paradigma psicopatológico de nuestro tiempo implica también decir de la degradación progresiva de la vida amorosa en nuestra cultura, como uno de sus significativos malestares. Pero…No es esta nuestra vida? ¡Esta es la sociedad! Una sociedad romanticona y distópica que nos obliga vivir melancolicxs del amor que no podemos tener y que solo podemos vivir en representaciones fingidas y en actos suicidas! Si hay malestar en el amor que se diga! No es cosa privada, es algo de carácter publico. Y quiero aprovechar para decir que las fantasias parecen privadas pero están privatizadas, las tenemos que pagar y encima hacer como que las elegimos entre una variedad de servicios descentralizados. Parece que estas dos nunca tuvieron una cita de verdad, es un refugio en su corazón. O si tuvieron una cita romántica fue una cita falsa, imaginada por sus delirios megalómanos. Estarán deprimidas? ansiosas? patologizadas? Nunca se sabe, porque el arte es por definición una función de la fantasia contra la depresión.
Liv Schulman